En el año 1980 el artista zamorano Luis Quico (1931-2008) elaboró la decoración del portal del edificio de viviendas ubicado en el número 33 de la avenida Obispo Acuña de Zamora. Este tipo de colaboraciones con arquitectos fueron habituales en su carrera artística y a través de ellas desplegó su creatividad en el diseño de espacios absolutamente modernos y originales. Baste citar los diseños de los portales de los edificios de viviendas de los arquitectos Javier Rey Harguindey, Pablo Andrés Bravo y Francisco García Gómez en Salamanca: números 58 y 67 de la calle Zamora (1975), número 1 de la calle Gil de Ontañón (1977) y número 17 de la cuesta del Carmen (1979). En Zamora Quico colaboró en la decoración interior de otros dos portales además del que protagoniza esta publicación: el del edificio Torrecilla (1964), de los arquitectos Adolfo Bobo y Lucas Espinosa, y uno de los portales del edificio La Marina (1984), con acceso desde la calle Diego de Losada.
En el caso que hoy nos ocupa, la decoración del portal del número 33 de la calle Obispo Acuña se basa en dos murales rectangulares de unos dos metros de altura. Con azulejos pintados y dispuestos a modo de mosaico con los característicos perfiles metálicos, el autor parece representar un colorido e irreconocible paisaje urbano, dominado en la parte baja por una masa azul que podría ser el río Duero, cercano a la ubicación del edificio. Ambos murales se encuentran firmados por el autor en la esquina inferior derecha: «Luis Quico 80».
Salvados de una situación de peligro
En 2022 una vecina del edificio se ponía en contacto con el proyecto «Artistas de Zamora en el siglo XX» con el fin de comunicar la existencia de estos murales y alertar sobre su posible destrucción. Y es que dos de los proyectos de obra que manejaba la comunidad de vecinos para eliminar las escaleras del portal y bajar el ascensor al nivel de la calle no contemplaban la conservación de estas piezas artísticas que no gozan de ningún tipo de protección legal. Finalmente, y a pesar de existir posturas encontradas entre los propietarios, en 2023 la comunidad adjudicó la obra de remodelación del portal a una empresa que sí mantenía los murales. Ambas piezas han tenido que ser cambiadas de pared, trasladándose cuidadosamente del muro derecho al izquierdo. Además, en la intervención finalizada hace una semana, se han sustituido los cristales protectores y se han añadido nuevos marcos metálicos. Lamentablemente no se ha podido conservar el original revestimiento de la pared que establecía un juego de hendiduras paralelas de diferentes alturas.
Se hace necesario seguir divulgando y valorando este tipo de intervenciones artísticas concebidas, en diálogo con los arquitectos, para embellecer espacios cotidianos de paso y que otorgan sin duda un valor añadido a los edificios. Finalmente, sería más que conveniente contemplar su inclusión en el Catálogo de Elementos Protegidos del Plan General de Ordenación Urbana de Zamora, que podría ir acompañada de una línea de ayudas para su restauración y conservación.















