Alfonso Bartolomé Hernández (Palencia, 1941 – Zamora, 2015) fue un pintor, escultor, muralista y vidrierista, asentado en el barrio de San Frontis de Zamora desde su infancia. Se formó en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando en Madrid y la de San Carlos en Valencia. Durante sus años de estudio recibió becas como las de la Diputación de Zamora, la Universidad Internacional Menéndez Pelayo o la Fundación de Arte Castellblanch, esta última para el estudio del mosaico en Rávena. Durante su estancia en Madrid se adentró en el mundo de la vidriera y el mosaico en el taller del también zamorano Higinio Vázquez.
Su actividad artística fue extensa y reconocida, y la compaginó con la docencia en el IES Claudio Moyano, la Escuela de Magisterio y la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios de Zamora, hoy denominada Escuela de Arte y Superior de Diseño, de la que fue director varios años.
En su currículum se dice que su pintura nace de un sentimiento auténtico: es fundamentalmente color en abstracto, el color por el color, cálido y vitalista, de pincelada enérgica y casi táctil. El historiador del arte José Camón Aznar (1898-1979) destacó el silencio de la pintura de Bartolomé: «la visión congelada en volúmenes, la arquitectura como expresión de la paz del alma».
Las siguientes fotografías fueron tomadas en una luminosa mañana de noviembre de 2013. Es el artista en su refugio a las afueras de la ciudad de Zamora. La luz, los colores, la charla. Alfonso Bartolomé, in memoriam.


























Javier García Martin / Texto y fotos
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